Hoy os traigo un cuento que yo misma he escrito acerca del mindfulness, y la conciencia en un sentido amplio, que a su vez, se relaciona con la conciencia del aquí y el ahora. Aquí os dejo con el cuento para reflexionar, espero que lo disfrutéis:
“En una cálida mañana de invierno, un discípulo muy curioso se acercó a su maestro en busca de sabiduría, pues tenía muchísimas preguntas que giraban entorno a una gran pregunta. El joven, muy entusiasmado e inquieto por conocer la respuesta, fue tras el maestro para preguntarle:
– Estoy deseoso de saber qué es exactamente la conciencia maestro, ¿Cuando sabré que soy CONSCIENTE? Sus ojos impacientes y su tono, enérgico y desesperado, evidenciaron al maestro en qué proceso se encontraba inmerso su discípulo. El maestro contestó muy rápidamente :
– Si fueras plenamente CONSCIENTE, no me formularías esta pregunta. Si realmente eres consciente, lo sabrás con toda certeza. Para ello, debes de ahondar en tu yo más profundo. Cuando encuentres en ti un espacio de paz y tranquilidad, comprenderás que el único momento que existe es el momento presente. Ahí encontrarás la respuesta a tu pregunta.
Pasaron los años, y la luz del maestro se apagó. El discípulo, trataba de entender la respuesta que le dio hace cinco años su maestro, y le generaba ansiedad pensar que jamás llegaría a saber si era consciente, porque su maestro ya había fallecido y él tenía que confirmarle que si había alcanzado ese estado.
Pasaron los años, y más años, y el discípulo experimentó muchísimas cosas nuevas. Decidió cargar con su mochila y fue a ver mundo. Le pasaban cosas, tanto negativas como positivas, había evolucionado en un sentido espiritual, pues él, que había tenido siempre la mente muy dispersa, fue capaz de concentrarse en sus meditaciones sin dormirse. Cada nueva situación la acompañaba de meditación, así que, poco a poco, el discípulo, había ido transformándose en un ser nuevo.
Un día cualquiera, sentado en postura del loto, rodeado de un jardín verde y luminoso, entró en una de sus meditaciones. Pero ese día cualquiera le sorprendió, pues tal era el aprendizaje que había descubierto sobre sí mismo, que el discípulo comprendió. Ya era consciente, ya entendió a su maestro. Comprendió que la conciencia depende únicamente de uno mismo, no de lo que nos puedan transmitir los demás, incluso su admirado maestro. El discípulo comprendió entonces que la única realidad que existe el es el momento presente, hoy, este día que parecía cualquiera se ha convertido en un momento de celebración. La angustia del futuro y la tortura del pasado, ya no tienen espacio en este momento. El discípulo había alcanzado ese día, el título de maestro. Había caminado por la vida acompañado de la meditación, y eso, le liberó de sus ataduras y condicionamientos. Y comprendió que en su interior, tenía todo lo necesario para ser feliz. Pues eso buscamos todos, la felicidad.”
No podemos preocuparnos por algo que ya ha pasado, asimismo, no podemos preocuparnos por algo que todavía no ha sucedido. Eso es MINDFULNESS. Por lo tanto, la meditación es un maravillosa herramienta que disponemos en nuestro interior para acceder a nuestro YO SUPERIOR, la conciencia. La meditación nos permite calmar nuestra mente, especialmente, nos ayuda a concentrarnos. Cuando estamos en estado meditativo, somos capaces de ver nuestros pensamientos, sin dejarnos arrastrarnos por ellos. Esta objetividad nos eleva a la conciencia, conciencia de nosotros mismos y de nuestro entorno. Así, podemos dejar de lado nuestros pensamientos y sentimientos negativos, así superamos la ansiedad, así superamos la depresión. Respirando, meditando, respirando, meditando. Y mientras respiramos, no hemos de olvidar activar una sonrisa desde nuestros labios pero también, desde nuestro corazón.